El ejercicio del Derecho puede tener multitud de
perspectivas. En principio se piensa como en una profesión más, la cual hace
suponer que un individuo “invirtió” cinco años de vida académica para
desentrañar lo que es el mundo del Derecho. Es vista la profesión en primer
lugar como un esfuerzo, al cual ingresan un conglomerado de personas para el
estudio de una cierta área, en la cual procuran obtener todo el conocimiento
necesario en distintas ramas que la componen, teniendo como objetivo final la
obtención del título de Abogado al terminar de cursar y aprobar las 30 materias establecidas en el pensum de la UCV en nuestro
caso en particular. El ejercicio del Derecho
como carrera universitaria puede ser una perspectiva, pero cabe cuestionarse que
tan preponderante es la profesión de abogado dentro de una sociedad. En ese
mismo orden de ideas, la sociedad como conglomerado de individuos relacionados
entre sí, ¿que opinión tienen de aquel cuya profesión es el ejercicio de las
disposiciones contenidas en leyes? En un grupo social existen formas de vida, y
maneras de resolución de conflictos. Como nota introductoria es un primer paso
narrar una anécdota común a la mayoría de los grupos dentro del cual aquél que
tiende a discutir cualquier asunto airadamente, y ser de cierta forma terco, es
relacionado rápidamente con el término abogado. El abogado como profesional no
siempre ha tenido el mismo estigma social. Como base para la respuesta de las
interrogantes planteadas anteriormente, se encuentra la Ley de Abogados
quien en su artículo 2 dispone “dedicación al estudio de las disciplinas
que impliquen la defensa del derecho, de la libertad y de la justicia. No puede
considerarse como comercio o industria y, en tal virtud, no será gravado con
impuestos de esta naturaleza”.
Como punto de partida, podemos extraer del artículo
que como parte de la función social, el abogado no es cualquier individuo. Para
el correcto ejercicio del Derecho, se debe estar debidamente preparado en las
áreas circundantes a Derecho. No es el título de “abogado” una mención que se
obtiene en cualquier sitio, supone espacios especializados en los cuales
estudiosos de la materia se dedican a impartirla a aquellos que están realmente interesados. Se desprende
además del artículo que el abogado debe ejercer su profesión sin considerarla
como objeto de comercio, como principio de una industria. Esta sección del
artículo citado, puede encontrar (según estudios históricos del origen del
abogado) las bases en Inglaterra, lugar donde se genera una ficción de que al
ser relacionado el abogado como un caballero, este por el ejercicio de su
profesión no debería cobrar algún tipo de remuneración por sus servicios. El
abogado inglés denominado “barrister”, debía basar su subsistencia mediante el ejercicio de su profesión en
la obtención de “honorarios” como un regalo de un cliente agradecido. Si bien
el ejercicio profesional no supone una industria exclusivamente lucrativa, la
ficción nos da a entender que el abogado mediante su profesión se gana el pan
pero insisten que no son meros comerciantes, su pretensión es la de status
profesional. El trabajo del abogado requiere pericia. Solo un doctor graduado
puede llevar a cabo una cirugía, contrario sensu aquel que es doctor y lleva a
cabo una cirugía conmina su conducta a un delito. Es este el mismo caso del
abogado dentro de la sociedad, esté debidamente preparado, después de un largo
y exhaustivo estudio podrá encontrar en posición de ejercer la profesión. La
Abogacía es más un componente social, es el ejercicio de una actividad para la
realización de la justicia y los valores y principios constitucionales
que ser un titular de derechos y obligaciones frente
al cliente o frente al Estado. La restricción de la profesión protege al
publico de impostores y charlatanes, pero correlativamente hace suponer un
monopolio en el ejercicio.
En algunas sociedades el trabajo de los abogados,
es visto de una manera totalmente distinta. Se parte de la premisa que los
abogados son menos conocedores de la estructura gubernamental y judicial y que
a través de ello, hacen uso de sus influencias para obtener el resultado
deseado. En Indonesia existen los llamados “bush lawyers” (abogados
campesinos), quienes sin contar con el grado de abogados, ejercen en los
tribunales. A su vez, en Brasil existen casos similares, en los cuales personas
sin el debido grado de abogado, conocen el desenvolvimiento de los procesos
judiciales; es el caso de los “despachantes”. Si bien estos no son
profesionales la gente no podría arreglárselas sin ellos; en las páginas
amarillas de la guía telefónica de Rio, se encuentran más de 330 “despachantes” quienes con su
conocimiento de la rutina judicial asesoran a las sociedades sin contar con el título
de abogado, para ejemplo de ello nos encontramos en Venezuela con los Jueces de
Paz que sin necesariamente ser abogados imparten justicia y colaboran con la
administración de justicia en no seguir saturando los escritorios de jueces y
fiscales con casos que hasta a veces se puede dar la connotación de “no
relevantes” y en la cual la comunidad y/o vecinos puedan aportar para la
resolución de conflictos que puedan originarse de altercados o diferencias de
menor grado.
Perspectiva
Social del Abogado:
Eminentemente cuestionarse la función social del
abogado es una tarea ardua. Representa esta, una interrogante difícil de
contestar debido a la consideración de tantísimos factores que pueden influir
en la respuesta. Abordar a la sociedad como un ente estático es pues incurrir
en un gran error, así como tomar una consideración como absoluta y común a
todas las sociedades. Por tanto, vale acotar a favor, como factor principal y
condicionante de la respuesta que no es cualquier sociedad la que se cuestiona
sobre la función social de aquel que ejercita el derecho, sino es la sociedad
venezolana, dentro de la cual nos encontramos; aquella llamada en este trabajo
a describir un concepto, esbozar un patrón de conducta del que ella considera
el abogado “ideal” y si, cierto que podría representar una idea utópica a todas
luces mas, aun así se toma como punto departida para analizar que debe cambiar
en el profesional del Derecho para llevar a cabo el rol que le caracteriza.
Como otro factor que delimita e intenta hacer una respuesta aun más acertada,
cabe mencionar que este es un tema delicado que, al analizarlo más a detalle
podrían esgrimirse tantas causas que a su vez generarían nuevas interrogantes
que lograrían desviar la atención del tema concerniente. Es por ello que, este tema
es difícilmente abordado por autores, y que aun la Sociología del Derecho no
logra establecer conceptos de un modelo de abogado. Una herramienta útil para evaluar
y establecer determinados patrones de conducta podría ser la estadística, mas sin
embargo esta no ofrece la precisión requerida debido al carácter meramente
cambiante de las sociedades. Podría ser del todo cierto que esta interrogante tiene
dos vertientes claramente definidas, que envuelven a todo el mundo del Derecho y
que ha servido de barrera a todo este universo jurídico: se trata de la
división entre el deber ser y el ser.
Abordando la primera
vertiente, a la cual pertenecen las leyes en su sentido más amplio, esto es el
deber ser. La ética, entre muchas otras disciplinas es considerada una “ciencia
del deber ser”. Immanuel Kant como tantos otros autores explica la existencia
de un mundo donde domina la racionalidad del hombre. Este autor sostiene que
las cosas no suceden en forma necesaria, sino que se suscitan por la plenitud
de la voluntad del hombre. Es así como Kant describe la idea del deber ser.
Construcción que nos interesa es la que realiza Kant afirmando que el bien
moral puede existir si las criaturas racionales se dan cuenta de lo que deben
hacer y actuando por un sentido de deber lo hacen. Trasladando esta afirmación
kantiana a nuestra interrogante: ¿Cuál debe ser la posición desde el deber ser del
abogado? Es indudable afirmar que si el abogado representa las leyes y un
estricto sentido de la justicia, es esta característica la que debe ser fundamental
en su formación, es esta la que debe predominar en todos los abogados. Kant
por otro lado, afirma que los seres humanos son distintos de las demás
criaturas por el raciocinio que les distingue de los demás seres vivos, esto
conformando el valor intrínseco del ser humano. Afirma que el humano es
un fin en sí mismo y que nunca debe ser usado para la consecución de un fin. En
este mismo orden de ideas, el abogado como aquel representante de la justicia y
la igualdad ante la ley y ante los de sus mismos compañeros de profesión, debe
procurar no obtener una ventaja mayor a lo que realmente valen sus servicios,
es decir, lo necesario para su subsistencia es la ventaja que el abogado debe
obtener por el ejercicio de su profesión, no ver al cliente como un mero objeto
de aprovechamiento pecuniario y de ventaja monetaria. Pero, ¿es esta la
realidad del abogado?, si bien el abogado está rodeado de estas concepciones
que meramente lo remiten a su conciencia, no es este el sentido al cual está
guiada la profesión actualmente.
Es lamentable admitir que muchos
profesionales del derecho, ejercen la misma como un medio de enriquecimiento
sin tomar en cuenta la situación del defendido. Opiniones de abogados
publicadas en los distintos medios de comunicación venezolanos, coinciden en
que la corrupción de la profesión no proviene meramente de los abogados que
acuden a juicio. Entre muchos quienes comparten la misma experiencia han vivido
ciertamente que el sistema de
justicia no ha sido del todo transparente y que siempre ha dejado un margen
bastante considerable de desigualdad ante el menos favorecido, aunándose a ese
problema la ventaja del abogado sobre el cliente. El enunciado de estos
problemas solo describe un efecto dominó en el cual solo se perjudica en última
instancia la profesión que desde principios de la historia fue considerada como
noble, y que actualmente es vista como un mero medio de lucrarse personalmente
sin llegar a perseguir la justicia y la igualdad de un individuo ante los
demás.
Como ultima consideración, es
claro hacer un énfasis detallado y persistente sobre estos valores y tener como
único norte los mandamientos del Abogado: Estudia, piensa, trabaja, lucha, se
leal, tolera, ten fé, supera y por encima de todo Ama tu Profesión para así
poder rescatar la importancia del rol del abogado y que demostrando el apego a
estos valores podamos ser los profesionales que la patria reclama, de lo
contrario, su razón de ser se verá dejada al olvido. Para esto los llamados a
combatir esto son los estudiantes de Derecho de la actualidad que tienen bajo
sus hombros el peso de toda una profesión, ya que estos significan la esperanza
de muchos de que el Derecho y los Abogado dejen de seguir siendo un sueño de
muchos y convertirse en una realidad cotidiana, palpable y de todos quienes la
busquen.