La Venezuela de hoy, sumida en un laberinto de problemas por donde quiera que se busque, donde las fallas gubernamentales se caracterizan por ser una siempre más grande e influyente que la anterior generando así la percepción de que ya se fugó la problemática, pero no, sigue estando presente y el único que la percibe es el ciudadano venezolano.
La Venezuela de hoy, sumida en un laberinto de problemas por donde quiera que se busque, donde las fallas gubernamentales se caracterizan por ser una siempre más grande e influyente que la anterior generando así la percepción de que ya se fugó la problemática, pero no, sigue estando presente y el único que la percibe es el ciudadano venezolano.
La crisis política se ha convertido en una pandemia en donde hasta la misma oposición se está viendo altamente afectada por las prácticas políticas ortodoxas que han sido la causa de la llegada del fenómeno chavizta del deterioro paulatino y tornándose cada vez más irrecuperable, ha imposibilitado tener la confianza de soñar con un cambio de modelo basado como alternativa. La consecuencia de esta pérdida de la capacidad de soñar se lleva consigo la motivación por llegar a su meta fijada teniendo como única salida… cruzar la frontera hacia otros horizontes donde los nacionales se ven mejor recompensado por su labor en el extranjero y no en la patria que los vio nacer y crecer.
Ante una falta de proyecto que juegue a la unión y no a la continua polarización que bastante daño notorio y casi irreparable ha causado a la sociedad criolla, los que nos quedaremos en Venezuela (pase lo que pase) creemos en el rescate de la institución estatal, que a pesar de su secuestro en manos rojas ésta es indispensable a la hora de poder transformar a nuestro país en la potencia latinoamericana, ya que contamos con lo más importante para ello, los ciudadanos y la riqueza que solo un país como éste la posee.
El movimiento estudiantil, tiene bajo sus hombros una gran responsabilidad histórica, que en principio nos demuestra la crisis política donde nos sumimos y que debemos ser nosotros ante la imposibilidad de aquellos quienes por el amor y esperanza que tenemos por disfrutar en nuestra adultez un país donde el progreso no se vea en una vaya propagandística sino que se viva y sienta en el día a día. Esa responsabilidad se ve reflejada en la construcción de un proyecto para Venezuela, que salga desde nuestros frescos aprendizajes que constantemente adquirimos en las diversas disciplinas a la que nos avocamos.
Quien más que los universitarios que padecemos el devenir de la crisis y que nos preparamos para esgrimir soluciones (palabra que es muy usada por gobernantes del hoy pero poco practicada del tal) podemos preparar un esquema donde el país consiga una ruta ideal en los próximos años y nosotros como futuros dirigentes de la nación podamos mantenerlo en práctica constantemente.
Los estudiantes debemos dejar de un lado las improvisaciones, que solo nos dejan malos resultados y divisiones, solo por el hecho de complacer las órdenes de un superior que vela por intereses personales o de su grupo y debemos enfocar nuestros discursos en las acciones que realizamos, llenándonos así de coherencia la cual bastante falta hace en momentos como éste. Debemos además entender que no solo una complacencia, unos aplausos y unos centimetrajes en los medios hacen la diferencia entre el buen y el mal dirigente, solo es su capacidad, valentía, voluntad y conocimiento puesto a la práctica lo que nos hará sobresalir, solo que gracias a ese sistema implantado por exdirigentes estudiantiles que fracasaron en su lucha y hoy están del lado contrario al interés nacional seguimos repitiendo en el error y no hemos querido caer en cuenta de ello.
Debemos valorar que la solución de la problemática está frente a nuestras narices, allí en el aula de clase donde nuestros compañeros y profesores y que solo en unidad sin ningún tipo de exclusión podemos levantar a esta generación que resurgió en el bicentenario de la independencia y que a pesar de la constante guerra desde el gobierno hacia nosotros, somos quienes llevaremos a Venezuela a caminar como el Elefante, a pasos agigantados y no como el cangrejo que nos estamos convirtiendo hoy día.
El Movimiento Estudiantil debe dejar de convertirse en solo unas letras en una imagen o en un recorte de prensa, debe convertirse en una acción, una voz y sobre todo un proyecto en común para así poder atender esa esperanza que recae en nosotros por todos aquellos venezolanos que hoy se encuentran con sus sueños rotos y espíritu derrotado gracias a un antiguo movimiento estudiantil que al igual que aquella época (1984-1989) pensó que las piedras, la capucha y el caos como práctica podrían llevar a la nación al progreso y hoy nos encontramos que los encapuchados nos caen a pedradas a los ciudadanos desde sus espacios de poder porque así como ellos solucionan todo.
“El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás.” Herbert Spencer.
Francisco Matheus
Consejero Universitario
Universidad Central de Venezuela
